Bajo las calles de Roma, a 15 metros de profundidad, se esconde un oscuro laberinto excavado por esclavos que durante dos mil años sirvió a la Ciudad Eterna como cantera, cementerio, templo pagano o criadero de setas, y que ahora los curiosos recorren a pie o en bicicleta.
Tras décadas de abandono y deterioro, la asociación Subterráneos de Roma ha recuperado y rehabilitado galerías enterradas de la cantera de la Appia Antigua, ahora bautizada como “El Laberinto”.
Más de 750.000 tumbas se amontonan a lo largo de los 170 kilómetros de túneles de las catacumbas de Roma, unos enormes cementerios subterráneos en los que los primeros cristianos enterraban a sus muertos en una época en la que esta religión estaba perseguida.
Fuente: Agencia de Noticias