Un informe reciente de la Oficina de Supervisión del Gobierno (GAO) arroja luz sobre los efectos perjudiciales del muro fronterizo construido durante la Administración de Donald Trump en la frontera con México. Más allá de su propósito inicial, este muro ha dejado una estela de daños medioambientales y culturales que requieren atención urgente.
Según el informe, entre enero de 2017 y enero de 2021 se instalaron aproximadamente 737 kilómetros de barreras fronterizas. Aunque el 81 por ciento de estas estructuras reemplazó barreras ya existentes, se optó por hacerlas más estrechas para dificultar el cruce de peatones, un cambio significativo en su diseño original.
La GAO señala que este muro, construido para reducir obstáculos burocráticos, ha causado daños en enclaves culturales y recursos acuíferos, afectando incluso a especies en peligro de extinción. Tribus como la Tohono O’odham han visto dañados lugares de importancia religiosa, como Monument Hill.
Además, la construcción del muro ha alterado el flujo del agua natural y ha resultado en la disminución de la presión del agua, afectando a las comunidades locales y al entorno medioambiental. La barrera más estrecha también ha tenido un impacto en la vida salvaje, dificultando el paso de animales más grandes, como los lobos.
La GAO destaca la falta de información adecuada proporcionada a los trabajadores federales y partes interesadas, así como la falta de cumplimiento de leyes federales medioambientales. La cancelación de los contratos cuando la Administración de Joe Biden llegó al poder exacerbó algunos de estos problemas, dejando proyectos abandonados.
El informe insta a implementar estrategias para mitigar el daño cultural y a evaluar el impacto a largo plazo en los recursos culturales y naturales. También destaca la necesidad de consultar con las tribus locales en cualquier acción que afecte a estas comunidades.
Fuente: Agencia de noticias