El mundo animal sorprende por sus diferentes formas de comunicarse y desarrollarse en su entorno. Sin embargo, existe una especie que las pistas son más difíciles de interpretar por una cuestión de limitación morfológica, la jirafa.
Este integrante de la familia de las Giraffidae no tiene una temporada de celo determinada al año, no tiene llamadas de apareamiento, ni existen señales visuales que establezcan ambos géneros para la preparación sexual, reveló un estudio realizado por académicos de la Universidad de California en Davis.

El papel de la orina
Los investigadores explicaron que previo al acto sexual, el macho pide a la hembra que orine por un determinado tiempo. En caso de que ella acepte la invitación ampliará su postura y orinara durante 5 segundos.
Si bien su estructura física le ha permitido a este herbívoro tener acceso a hojas de los árboles altos para buscar alimentos, este proceso de la copulación es una muestra de la adaptación del comportamiento entre ambos géneros.
Tienen su propio estilo
Detallaron que estas especies son únicas en su capacidad de reproducirse, puesto que no dependen de factores externos y cualquier temporada del año es buena para tener sus camadas.
La elección de pareja para esta especie es muy difícil puesto que todo tiene que converger en armonía y la cooperación de ambos será la clave para su reproducción, estimaron.
Fuente: Agencia de Noticias