En una edición de Periódico ESPACIO de finales del año 2013 se puede ver a Mara Lezama en un evento de recaudación de fondos para ayuda social. Eran los días en los que ella era “la voz de la denuncia ciudadana”. Una periodista, una comunicóloga, pero, ante todo, una luchadora social cuya arma para defender las mejores causas era su voz, su instrumento, un micrófono, y su poder, el arrastre ciudadano que con los años fue logrando.
¿Quién hubiera imaginado que cinco años después la vida (y para los que creemos en algo más, Dios) la hubiera puesto en el camino para ser Presidenta Municipal de Benito Juárez? Y es que no se trata de falta de capacidad, mucho menos de méritos, sino de esa barrera que vuelve tan difícil a los ciudadanos el poder incursionar en política, esa barrera que Andrés Manuel López Obrador vino a “reventar” permitiendo la creación de una Tercera Vía. Y así, las cosas se fueron desenvolviendo, y Mara, fue dejando que se desenvolvieran. A cada reto respondió con una gallardía que no se le conocía. A cada estocada con una sonrisa. El tiempo corrió y cuatro años más tarde Mara Lezama arrasó en las elecciones para convertirse en la primera Gobernadora de Quintana Roo.
Sin embargo, aunque todo proyecto tiene un líder, siempre requiere de un equipo para poder salir adelante. En el caso de Mara Lezama, ese primer equipo fue uno muy, pero muy particular: su familia.
Contrario a lo que ocurre muchas veces, Mara Lezama tuvo en su familia a sus aliados más grandes. Empezando por Omar Terrazas, su esposo, quien no solamente fue su compañero, fue su aliado, su consejero, literalmente su más fiel escudero. Compañero de mil batallas, Omar, característico por su franqueza y su forma de hablar “echada para adelante”, no solamente como esposo, apoyó moralmente el hecho de que su mujer dejara la tranquilidad de su vida en familia para construir un proyecto político, sino que participó involucrándose activamente, haciendo que las cosas sucedieran.
Y en esa misma línea familiar, Mara Lezama encontró igualmente apoyo, solidaridad y una participación activa por parte de su hermana Verónica Lezama, quien desde el DIF municipal realizó un trabajo honesto, discreto, valioso.
Como Mara misma lo dice, “somos una familia, muy de familia”, y sí, su familia convive intensamente, se ayudan unos a otros, y tienen esa particular característica de conservar los trazos de la familia mexicana de arraigo tradicional, unidad, compañía y solidaridad.
Ya en el terreno político, sin lugar a dudas, uno de los primeros precursores de Mara Lezama en la actividad política formal fue Rafael Marín Mollinedo. “Rafa”, el hombre en Quintana Roo más cercano a Andrés Manuel López Obrador, fue quien puso su ojo y su tino político en Mara Lezama para invitarla a participar en el movimiento que luego se convertiría en Morena, y que en la historia política de México se haría llamar la “Cuarta Transformación”. En los albores del proyecto fue Mara Lezama quien rechazaría participar en política, y sería Marín Mollinedo quien insistiría. Ya a finales del año 2017 las circunstancias iban cambiando y sería en los primeros meses de 2018 cuando Mara Lezama aceptaría la invitación a sumarse activamente al proyecto lopezobradorista y abanderar la causa como candidata a la Presidencia Municipal de Benito Juárez.
Ahora es muy fácil decirse “obradorista”, en aquellos días para Mara y los suyos fue todo un reto. Se organizaban cenas con empresarios para intercambiar ideas y de los 20 convocados solamente llegaban 10. Había miedo, incertidumbre y muy pocos querían jugársela con Morena. Pero entonces llegó la elección de 2018 y todo cambió. AMLO arrasó y Mara también.
Fue ahí donde vino la integración de nuevos participantes al equipo marista. Los que luego serían regidores, Jorge Sanen, Miguel Ángel Zenteno y Pablo Gutiérrez, comenzaron a tener una participación más activa. El caso particular de Pablo Gutiérrez es digno de comentarse, y es que cuando Pablo se sumó al proyecto marista, sus amigos empresarios (recordemos que él lo es desde el sector de los medios de comunicación) lo veían como “el bicho raro”, no le seguían la pauta y apostaban a que él estaba equivocado. Solo el tiempo terminaría dándole la razón.
El título de esta portada es “Factor Morena”, y con ello lo que pretendemos es describir cuáles fueron las personas que fueron un “Factor Clave” en el triunfo de Mara Lezama a la gubernatura. En ese sentido, hay alguien muy particular que fue un “Factor Clave” y que ahora descansa en paz, pero muy merecidamente debe ser aquí mencionado. Y hablamos del difunto don Antonio Meckler. Acaecido en los albores de la pandemia en el 2020, Meckler fue una mente estratégica en el primer equipo de Mara Lezama, trazando planes, interiorizando en ella las formas de hacer política en Quintana Roo, “Toño” como le decían sus amigos, cultivó en el jardín marista semillas que florecerían en el año 2022 y seguramente ahora desde donde esté verá con alegre satisfacción el devenir del triunfo que él mismo algún día soñó para Mara.
La evolución del proyecto marista fue incorporando cuadros que quizás en su momento no tomaron, fueron visualizados en su justa dimensión, pero que el tiempo iría dándoles forma. Como el escultor que va trabajando en cada cincelada el mármol, Anahí González fue transformándose gradualmente en un activo político para Mara Lezama, y un factor para Morena. Morenista desde sus inicios, evolucionó de ser Regidora del Municipio, para luego triunfar en una Diputación Federal y terminar siendo en la estructura marista, ni más ni menos que la mismísima Coordinadora General de la Transición del gobierno. Si esto fuera un vuelo comercial, en este momento político, metafóricamente hablando, Mara Lezama sería la piloto del vuelo y Anahí, en este justo instante, sería la copiloto. Nada mal para alguien que apenas rebasa los 30 años y ya está en ese nivel de responsabilidades.
En la intimidad de su equipo, que a la postre fue integrando, están algunas figuras no necesariamente morenistas, pero sí, en definitiva, claves para el proceso político evolutivo de Mara Lezama, en ese círculo íntimo de definiciones políticas donde figuran dos nombres y mentes estratégicas. Heyden Cebada y Héctor Contreras quienes de manera fina fueron tejiendo aliados y trabajaron por un mismo objetivo.
De igual manera, la participación de Francisco Carrillo es imposible de omitir. La maquinaria política requiere del correcto funcionamiento de todos los engranes, sin duda el de “Paco Carrillo” con su peso y contrapeso, fue un papel fundamental que contribuyó en el triunfo de Mara Lezama.
Finalmente, hablar del “Factor Morena” en el triunfo de Mara Lezama y no mencionar a Humberto Aldana, sería como hablar del triunfo de un piloto de Fórmula Uno y no mencionar al director de una escudería. De la misma forma como Mara Lezama tiene ya, en este momento, sin aún haber asumido la titularidad del Poder Ejecutivo del estado, el mérito de ser la primera mujer Gobernadora Electa, así igual Humberto Aldana puede decir que él era dirigente estatal de Morena cuando por primera vez triunfaron en la gubernatura del estado. Aldana, hombre de pocas, pero bien escogidas palabras, es un morenista con sello propio. De conversación afable, más bien inclinada a las reflexiones intelectuales y al debate en el mundo de las ideas, Humberto Aldana puede percibirse como aquel hombre al que le incomodan los reflectores, pero que no por eso deja de ser consciente del peso de su poder en los hechos políticos tal cual discurrieron.
Analizar el “Factor Morena” en el triunfo de Mara Lezama es sin duda un reto mayor, pues como reza el dicho, “mientras que la derrota es huérfana, la victoria tiene muchos padres”. Sin embargo, como medio de comunicación, hemos preferido intentar un análisis somero sobre los participantes de este triunfo, antes que ser omisos indolentemente ante quienes hoy, por lo que ya han logrado, merecen reconocimiento. No deja de ser esto un reto enorme para ellos, ahora tienen que probar en los hechos lo que promovieron en campaña. Al tiempo.