¿Quién es quién en la carrera por la Presidencia de la República para el 2024?
2023: NADIE ESTÁ MUERTO HASTA QUE ESTÁ MUERTO
Corría el año 2018 y se había definido que él no sería candidato a la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México por MORENA. Ricardo Monreal sostenía una reunión con su equipo más cercano en un hotel de la avenida Reforma. Ahí, sin la sonrisa que lo caracteriza dijo, “la ausencia es otra forma de poder”. Y así, desapareció algunos días, su equipo de prensa filtró historias en los medios hablando de que Monreal podría irse de MORENA al no haber sido seleccionado por “el Gran Elector”, Andrés Manuel López Obrador, para la candidatura a Jefe de Gobierno aun teniendo encuestas que lo ponían a la cabeza en las preferencias electorales. Muchos en ese momento “lo dieron por muerto”, otros afirmaban que el ciclo de Monreal se había terminado y que su “berrinche” le serviría de poco. Sin embargo, algunas semanas después reaparecía el muy sonriente Ricardo Monreal, había ya negociado ser el coordinador de la campaña presidencial de AMLO y se había asegurado un escaño en el Senado por la vía plurinominal. ¿Muerto? No, en política, bien reza la frase, el único muerto es el que está seis metros bajo tierra (y a veces ni así). Es por ello por lo que, en este arranque del año 2023, la historia de Monreal es muy útil para recordar que en el juego por la candidatura presidencial (y eventualmente por la Presidencia de la República) no hay “muertos”, ni tampoco hay ya victorias que cantar, pero sí mucho por analizar para intentar darle su justa proporción a cada figura en esta carrera que ya comenzó y en donde “las corcholatas” se ven dispuestas a darse con todo por el poder.
EN EL FRENTE DE MORENA, EL TRIUNFO PARECE INMINENTE, PERO…
En Morena se dice internamente que la lucha que cuenta es la de la candidatura presidencial, porque para quien sea el candidato la elección de 2024 será mero trámite. Es decir, montados sobre las encuestas que ponen al partido guinda por encima de todos los demás, los morenistas se ven ya repitiendo en la Presidencia sin preocuparse en absoluto por la oposición. Es más, ¿Cuál oposición?, dicen ellos, que ni la ven ni la escuchan. Sin embargo, es importante remitirse a la historia, pues fue justamente Carlos Salinas de Gortari quien, como presidente, habría dicho precisamente esa misma frase sobre el PRD, “ni los veo, ni los oigo”, y sería precisamente esa cepa del PRD ahora transformada en MORENA quien le daría la vuelta a la historia. Por ello, si bien las preferencias ponen a MORENA arriba en las encuestas, el peor error está en la soberbia. Nada está escrito y aún hay muchas cosas que pueden suceder. En enero del año 2017, un año antes de la elección presidencial donde arrasaría AMLO con MORENA, las encuestas publicadas por el periódico REFORMA ponían en un empate técnico a Margarita Zavala y Ricardo Anaya, como punteros en la candidatura presidencial por el PAN y precisamente al PAN a la cabeza. Nadie quería (ni podía con elementos demoscópicos) creer que MORENA fuera capaz de arrasar un año y medio después y cambiar el curso de la historia. Ergo, todo puede pasar.
MARCELO EBRARD
El todólogo de AMLO al que “se la deben” y tiene el visto bueno de Estados Unidos.
“Me la debe”, eso es lo que dice entre líneas Marcelo Ebrard y eso es lo que sus cercanos tratan de transmitir. Todos cuentan la misma anécdota, en el año 2012 cuando Ebrard terminaba su periodo como Jefe de Gobierno y AMLO (luego de seis años de sin cargo público y tras la catástrofe de su plantón en la avenida reforma y haberse declarado presidente legítimo) estaba muy desdibujado dentro de la escena política, Marcelo Ebrard tenía todo para ser él quien se quedará con la candidatura a la Presidencia de la República por parte del PRD. Sin embargo, en un acuerdo político de primer nivel, Marcelo cedió ante las aspiraciones de López Obrador, dejándole el paso libre para ser él el candidato. El resto es historia, Peña Nieto arrasó, Ebrard se fue del país y durante seis años vivió una especie de autoexilio. En el 2018 regresó para apoyar a López Obrador ya con MORENA y ahora, cinco años después, guarda fila en la antesala de “las corcholatas” de AMLO. No es el favorito de los que se autodenominan “morenistas de cepa”, pero sí tiene varias cartas fuertes con qué jugar para ser competitivo. En primer lugar, está el hecho de haber sido el secretario más efectivo del actual gabinete, sobre todo en un inicio. Basta recordar a Ebrard viajando a conseguir pipas para luchar contra el huachicoleo, o a Ebrard recibiendo las primeras vacunas contra el COVID-19, o a Ebrard atendiendo la crisis migrante… y un largo etcétera. Fiel discípulo del finado Manuel Camacho Solís, Marcelo Ebrard tiene esa misma escuela: volverse indispensable para el Jefe. Mientras que en la otra mano tiene una carta fuerte, su cercanía con el gobierno de los Estados Unidos, que, si bien es natural por su cargo como titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores, él particularmente ha sabido hacer lo que mejor hace: política. Y finalmente, una fortaleza de Marcelo (que paradójicamente se vuelve también una debilidad) es el hecho de ser muy bien visto por los grupos que el presidente denomina “los conservadores”. Ebrard tiene muy buena relación con los principales grupos empresariales del país, conserva amistades en el PAN, pero además relaciones políticas con líderes en el PRD, el PRI, Movimiento Ciudadano y el Partido Verde, todos ellos, institutos políticos por los que en algún momento Ebrard desfiló. Si la lucha por la presidencia termina decantándose en quién construye más alianzas cupulares e internacionales, será entonces oportunidad para Marcelo Ebrard para ser El Elegido.
RICARDO MONREAL
El consentido que pasó a ser patito feo, pero construyó sobre la imagen de sus convicciones.
La imagen queda para la historia, en un lado está el presidente López Obrador sosteniendo un cubierto y a su derecha Ricardo Monreal con una gran sonrisa frente a un plato de comida mexicana, es la foto de uno de los varios desayunos que tuvo en un inicio del sexenio lopezobradorista el senador Monreal durante esa etapa de “luna de miel” que se vivió antes de la pandemia. Luego, las cosas empezaron a cambiar, Ricardo Monreal fue el menos sumiso de todos los morenistas de primer nivel, y el único que parecía sentirse con derecho a expresar sus propias convicciones, más allá del “sí señor” que todos daban al presidente López Obrador. La descomposición evolucionó, las patadas debajo de la mesa empezaron a sentirse y luego la pestilencia ya era imposible de ocultar, la relación se había resquebrajado. Pero Monreal en lugar de achicarse, se envalentonó, dobló la apuesta, empezó a expresar que sí quería ser candidato presidencial, que pedía que MORENA transparentara su metodología de selección de candidatos, y luego de la petición pasó a la exigencia: piso parejo para todos. Un poco emulando a sus amagos del 2018, cuando no fue candidato a la Jefatura de Gobierno, Monreal apretó, pero esta vez lo hizo público y fue ahí donde siguiendo una máxima de Maquiavelo (defínete, nunca te quedes a la mitad) dejó claras sus aspiraciones, condiciones y postulados, logrando con ello una depuración natural de sus huestes. Hubo quienes con ello se ilusionaron viendo a un líder valiente y abrazaron su causa, otros que temieron quedarse fuera de la jugada yéndose con el competidor apestado y se alejaron, pero esto al final, por lo pronto, fortaleció a Monreal. Hoy en día tiene claridad: sabe quién no lo quiere, quién sí lo quiere, y cómo se la va a jugar.
ADÁN AUGUSTO LÓPEZ
El que no era y de la noche a la mañana fue, y ahora garantizaría la continuidad del “bloque Tabasco”.
“Que siga López, estamos a gusto”, se ve pintado en bardas y se lee en anuncios espectaculares de diferentes ciudades del país. La ingeniosa campaña publicitaria es claramente una intención mercadológica para poner en el espectro político una idea tan sencilla como fuerte: Adán Augusto López garantiza la continuidad del proyecto de López Obrador, sí quieres que siga la 4T, entonces apoya a López (Adán). Pero vamos un poco más atrás y respondamos una sencilla pregunta: ¿Y en qué momento pasó esto? Siendo la política el terreno de lo incierto, Adán Augusto López no pintaba en la escena política, era el gobernador de Tabasco y “cuate” del presidente AMLO, pero hasta ahí. Sin embargo, la salida de Julio Sherer de la oficina de la presidencia ante las pugnas con el fiscal Gertz Manero, y la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, crearon el cóctel perfecto para que se limpiara el primer círculo presidencia y AMLO tuviera que recurrir a “su amigo”, Adán, colocarlo en SEGOB, y hacer una especie de relanzamiento de su forma de ejercer el poder, fortaleciendo a Gobernación y en el camino (queriendo o sin querer) creando por generación espontánea un presidenciable: Adán Augusto. Y ya encarrerados, los que se conocen como “el bloque Tabasco”, es decir, todos los cercanos históricamente a López Obrador, oriundos de Tabasco y ahora diseminados por todo el país, muchos de ellos en posiciones estratégicas vieron su oportunidad para hacer lo que hicieron los mexiquenses con Peña Nieto, intentar su propia e individual continuidad, y así nació este nuevo y efusivo grupo que secunda las aspiraciones de Adán Augusto. Sin embargo, ¿qué dice el termómetro político nacional? Adán es poco conocido fuera de Tabasco y la Ciudad de México, es un fuereño para muchos en el norte del país y en el espectro nacional, un rostro poco conocido hasta ahora. Comparado con un Marcelo Ebrard o un Ricardo Monreal, el secretario de Gobernación parece llegar tarde a la carrera. Sin embargo, puede crecer y no debemos olvidar nunca dos frases “caballo que alcanza, gana” y “la sangre siempre llama”.
JUAN RAMÓN DE LA FUENTE
Calladito se ve más bonito, hasta que habla y entonces puede ser estrepitoso.
Como rector de la UNAM, el Doctor Juan Ramón de la Fuente logró lo que muy pocos han concitado: un respeto y respaldo nacional apartidista. Brillante, prudente, sumamente trabajador y metódico, así describen sus cercanos a de la Fuente. ¿Por qué incluirlo en esta lista si ahora parece estar fuera del espectro político y mucho menos ser una corcholata? ¡Precisamente por eso! Nadie habló de José Antonio Meade hasta que de la noche a la mañana fue candidato presidencial (ciertamente perdedor, pero la estrategia de fondo es lo que cuenta para este punto). Juan Ramón de la Fuente es representante permanente de México ante la Organización de las Naciones Unidas desde el 21 de diciembre de 2018. Desde ahí, ha trabajado discretamente, hilvanado fino, y, un par de veces, el presidente López Obrador ha deslizado su nombre como una “corcholata” más. El caso del Doctor de la Fuente es una hipótesis que cobra sentido cuando se piensa en lo peor: Claudia Sheinbaum se confronta con Monreal y Ebrard, Adán no levanta, no hay acuerdos, urge un tercero en discordia que pueda sumar a todos y ser alguien ciertamente neutral (o lo más parecido) y entonces sí, concitar a los extremos para propiciar la unidad, ahí entra la carta de Juan Ramón de la Fuente. De izquierda, pero no tan izquierda. Amigo de los empresarios y de los medios, pero no tan de derecha. En la 4T, pero sin ser parte de ningún grupo. Es decir, el perfil ideal para cuando nadie se pone de acuerdo y se requiere de un adulto en la habitación que ponga orden.
CLAUDIA SHEINBAUM
La verdadera “transformación” podría terminar siendo que el legado de AMLO sea dejar a una mujer en la presidencia, pero…
Dicen que la mejor forma de analizar el presente es imaginarlo cómo se verá en una más amplia perspectiva desde el futuro. ¿Cómo se verá la “Cuarta Transformación” dentro de 25 años? Para ponerlo en perspectiva, han pasado casi 23 años desde que Vicente Fox llegó con el “gobierno del cambio”, ¿cómo se ve Fox ahora?… Pues bien, hay la teoría de que la verdadera “cuarta transformación” sería el que una mujer fuera la sucesora de López Obrador en la presidencia, convirtiéndose en la primera mujer presidenta en la historia de México. En este escenario esa mujer sería Claudia Sheinbaum, la actual Jefa de Gobierno de la Ciudad de México. ¿Sería esto posible? Si nos remitimos a la fotografía actual de la carrera presidencial, la respuesta es SÍ. Como dice la publicidad que ha inundado al país #EsClaudia, quien podría ser la candidata de MORENA y eventual presidenta. En las entrañas del partido, esos que se hacen llamar “morenistas de cepa”, quieren a Claudia como candidata, y por si fuera poco, Claudia tiene una promotora poderosísima en Palacio Nacional, ni más ni menos que la mismísima Beatriz Gutiérrez, esposa del presidente López Obrador. De tal suerte que la ecuación se ve así en este momento: Apoyo de morenistas fundadores + apoyo de la esposa del presidente + la seductora idea de que el verdadero legado de la “cuarta transformación” sea dejar a una mujer en la presidencia + la poderosa presencia de ocupar el segundo cargo de gobierno ejecutivo con más visibilidad a nivel nacional = #EsClaudia. Pero, como todo en política, nada es cierto hasta que ya sucedió.
LA OPOSICIÓN, UN SARCÓFAGO VACÍO
Fue el periodista Andrés Oppenheimer, en su libro “México en la Frontera del Caos”, quien narraba la escena vivida en julio del 2000 cuando el PRI perdió la presidencia de la República vencida por el panista Vicente Fox y la gente en la Ciudad de México tomó por asalto las calles para celebrar la supuesta llegada del cambio. Según narra Oppenheimer, en el monumento del “ángel de la independencia”, había unos manifestantes que celebraban el triunfo del PAN, cargando alrededor de la glorieta un sarcófago de cartón con la leyenda: “el PRI ha muerto”. Pero como bien reflexiona Oppenheimer, ese sarcófago estaba vacío. Había la idea de que el partido oficial estaba muerto, pero adentro no había nada, como cuando llegó el cambio con Fox, la realidad fue que el PRI seguía tan vivo que 12 años después regresó a la presidencia. Hoy en día sucede algo similar con “la oposición”, está ahí, pero está vacía. Existe esa caja, ese campo semántico llamado “oposición”, pero la realidad es que no hay nada dentro. No hay un líder fuerte, no hay un mensaje de contraste poderoso, no hay un discurso de cambio que logre penetrar… no hay nada. Aun así, analicemos los nombres que se deslizan, a sabiendas de que por esa soberbia que les impide una verdadera unión opositora, están más perdidos que cuando llegaron.
SANTIAGO CREEL
El Maximiliano del siglo XXI, tiene todo, pero en el contexto actual no tiene nada.
Tiene todas las credenciales para ser el candidato perfecto, pero vive en el tiempo y espacio equivocado. Tal como le sucedió al Emperador Maximiliano con Benito Juárez, aunque las intenciones, incluso los ideales y la política misma de Maximiliano (aunque la historia oficial nos quiera contar otra cosa) eran los adecuados para el México de mediados del siglo XIX, el contexto era del todo equivocado. Juárez era el líder todopoderoso que recuperó “la soberanía” y el resto es historia, Maximiliano ejecutado en el cerro de las campanas. Así parece Santiago Creel ahora. Elegante, preparado, intelectualmente maduro, impecable en su discurso, luchador, demócrata… pero llegó en el momento equivocado a la fiesta. De todos, Creel es la imagen más exacta de lo que AMLO ha tachado como conservadurismo: De tez blanca, ojos azules, bien peinadito, etc. Es el símbolo perfecto de lo que AMLO a (malamente) etiquetado como “fifí”. Por ello, por más que Creel tenga virtudes, son virtudes que, en este momento histórico, en esta cancha empolvada de futbol llanero, no tiene nada que hacer.
RICARDO ANAYA
El chico maravilla que fue aplastado por la nueva realidad de México.
El video lo subió el mismo Ricardo Anaya en el año 2018, se le ve entrando a una tienda en Estados Unidos y mostrando cómo mediante sistemas completamente automatizados él logra hacer sus compras en un establecimiento operado con inteligencia artificial. El mensaje era claro, Anaya se presentaba como el joven maravilla que representaba el futuro. Su discurso era energías limpias; tecnología; inteligencia artificial; un nuevo México. Pero todo se desmoronó, México votó abrumadoramente a favor de López Obrador y Anaya ha vivido desde entonces a salto de mata. Sigue haciendo su lucha, pero es una lucha en la que está solo. Panista sin PAN, político sin aliados, líder que perdió a sus seguidores. Tendría que ocurrir algo verdaderamente que cimbrara a México para que se diera una vuelta de campana, pero por lo pronto, mientras todo siga como está, Anaya está condenado al olvido.
ALEJANDRO MORENO
Lo que no te mata ¿te hace más fuerte?
“Alito” como le dicen sus amigos, vivió una embestida impresionante orquestada desde lo más alto del poder. Exhibido en audios, transcripciones de conversaciones privadas y expuesto como un corrupto y prepotente dirigente partidista, parecía el final de su carrera política. Pero “Alito” logró sobreponerse, mantenerse como dirigente del PRI y superar la batalla. Quizás esto que no lo mató políticamente, lo pudo dejar más fuerte, pero la máxima de Nietzsche no aplica para todos, ni para todo. Quizás Alito superó el embate, pero es un tigre que se sigue desangrando lentamente. Podrá seguir al frente del PRI, no obstante, su credibilidad, su prestigio y su liderazgo han sido minados. Podrá seguir bravuconeando y queriendo ser el de siempre, macho alfa, pero su carrera política está herida de muerte. Esto no quiere decir que desaparezca del mapa político; sin embargo, sí que se vuelva algo quizás peor: irrelevante.
LUIS DONALDO COLOSIO
Un legado que vale una vida… literalmente.
Una vida no tiene precio. Si no tiene precio, entonces ¿Cuánto puede valer el legado de alguien a quien le fue arrebatada la vida en su lucha política? De ese tamaño es el valor del legado de Luis Donaldo Colosio Murrieta que ahora es llevado a cuestas por Luis Donaldo Colosio Riojas, su hijo, alcalde de Monterrey. Los mexicanos somos hijos de los simbolismos. MORENA entraña en su nombre un valor oculto, poderosísimo, “la morenita”, la Virgen de Guadalupe, símbolo máximo de los mexicanos. Cuando los mercadólogos de AMLO crearon el concepto del Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), no fueron ajenos a esta idea. De la misma manera, el apellido COLOSIO, entraña un valor especial, es una marca, un símbolo, una leyenda. Sin embargo, todo parece indicar que muchos lo ven y lo saben, excepto el mismo Donaldo hijo, ya que de lo contrario ya se le hubiera visto emergiendo como un líder (tiene todo para serlo) y arrebatando espacios para aprovechar la oportunidad. Hay quienes dicen que “se está preparando” para el 2030, se equivocan, para entonces habrán pasado 36 años del asesinato de su padre, su momento es ahora, o ya no fue.
MAURICIO VILA
Todo va muy bien, pero el miedo no lo dejará hacer nada.
En Yucatán el gobierno del joven Mauricio Vila es ejemplar. Un estado con la mejor seguridad de México. Una economía que crece y atrae inversión. Un gobierno ordenado y un gobernador que ha sido impecablemente institucional con el presidente, sin traicionar ni ofender nunca a su electorado. Todo parece perfecto, pero hay algo que detiene el proyecto de alguien que podría ser un buen candidato presidencial de oposición: el miedo. Vila tiene miedo a las embestidas del poder. Ha visto cómo le ha ido a Anaya, cómo se fueron con todo contra Alejandro Moreno Cárdenas, cómo le tocó probar de su propio caldo a Cabeza de Vaca. Vila no es político de armas tomar, prefiere la paz, y esa preferencia (más que legítima) es su peor enemigo. “La política es un deporte de contacto”, dicen los gurús políticos, y a Vila no le gustan los golpes, por lo que todo parece indicar que solo quedará como “un gran gobernador de Yucatán” y ahí terminará su historia.
SAMUEL GARCÍA
El candidato que el presidente quiere para la oposición.
Puede parecer broma a primera impresión, pero analizado de fondo, tiene pies y cabeza. AMLO, dicen, quiere a Samuel como candidato presidencial de un bloque opositor. Pero no lo quiere porque crea que puede ganar, obvio, lo quiere ante todo porque sabe que, en campaña, su candidat@ por MORENA podrá muy fácilmente atacar a Samuel porque entraña precisamente todo contra lo que la 4T ha luchado y ha estigmatizado como “conservadurismo”. Sin embargo, la seducción del poder puede hacer muy fácilmente que Samuel caiga en la trampa, pero al mismo tiempo, puede ocurrir que los patos les tiren a las escopetas, y que Samuel de una sorpresa, como lo hizo en la gubernatura de Nuevo León.