Anunciada con bombo y platillo su creación apenas el lunes pasado por la alianza “Va por México”, tal y como las casas de interés social del Infonavit, el Frente Amplio por México apenas si aguantó entrega. El método seleccionado para elegir a su candidato presidencial desató inmediatas reacciones de inconformidad y el irónicamente llamado “Mini INE”, el Consejo Electoral Ciudadano 2023 conformado por ex consejeros electorales y especialistas que asesoraría a la coalición PRI-PAN-PRD para elegir a su abanderado, decidió disolverse.
El anuncio que hicieron las cúpulas partidistas, acompañadas de empresarios, activistas y una decena de aspirantes, señalaba que el método (un proceso que se hará por fuera de los tiempos electorales que marca la ley, que dice que los partidos pueden comenzar sus selecciones internas a partir de noviembre), consiste en tres etapas:
La primera es la inscripción de aspirantes a la candidatura a partir del 4 de julio ante la comisión de registros de cualquiera de los tres partidos. Los que busquen la candidatura deberán ser “respaldados” por –mínimo- 150 mil firmas de ciudadanos en una plataforma virtual y todo el proceso se hará bajo un nuevo nombre, con el fin de evitar posibles sanciones del árbitro electoral, en este caso el Instituto Nacional Electoral.
Para tal efecto, se creó el Frente Amplio por México, justificado en un artículo de la Ley de Partidos que permite la formación de frentes “para alcanzar objetivos políticos y sociales compartidos de índole no electoral”, pero el parto resultó complicado y el engendro nació prácticamente muerto. Hoy, sus procreadores luchan por mantenerlo vivo en la sala de terapia intensiva, pero los pronósticos son reservados.
Cartas fuertes y sólidas para haber encabezado la alianza por parte del PAN y ofrecido un -sin duda- respetable contrapeso al poderoso Morena, el gobernador de Yucatán, Mauricio Vila y el senador Germán Martínez, olieron a tiempo el tufo a marrullería política y se bajaron del barco antes de que fuera botado al agua. Días después, este miércoles, la furibunda senadora Lilí Téllez hizo lo propio y se “abrió” de la contienda, acusando que el proceso de “Va por México” no brinda certidumbre ni ofrece transparencia en los recursos, además de que, dijo en un vídeo colgado en su cuenta de Twitter, “no garantiza que existan plenas condiciones de equidad entre los aspirantes”.
Sobre las razones para haber decidido disolver el Consejo Electoral Ciudadano para el que fueron invitados a participar para asesorar a la alianza en una consulta sobre preferencias de sus aspirantes, el grupo de 11 especialistas electorales encabezado por Leonardo Valdés y apodado como “Mini INE”, se quejó de que el esquema bajo el cual se llevará a cabo el proceso de consulta ha cambiado respecto del originalmente planteado, por lo que tomaron la decisión de disolverse.
En un comunicado que dieron a conocer esta semana, dijeron saber que la coyuntura política y la construcción de acuerdos, a efecto de privilegiar la unidad de cara a las elecciones de 2024, son prioritarios, “pero este escenario nos ha llevado a tomar una decisión distinta y personal respecto a la posibilidad de participar en el ejercicio propuesto por los partidos políticos integrantes de ‘Va por México’ y en su momento cada quien daremos a conocer nuestra decisión”.
El grupo estaba integrado por Mariclaire Acosta Urquidi; Sergio Aguayo; María del Carmen Alanís; Marco Antonio Baños; Teresa González Luna; Rosa María Mirón Lince; Rodrigo Morales Manzanares; María Elena Morera; Arturo Sánchez Gutiérrez, y Guillermo Sheridan Prieto.
El presidente Andrés Manuel López Obrador no se aguantó las ganas de aprovechar el descalabro del Frente Amplio que pretende ganarle las elecciones presidenciales en el 2024 y aseguró que de acuerdo al actuar de las “élites” en las elecciones de 2006, 2012 y en 2018, el empresario Claudio X. González, cabeza visible del Frente opositor, será quien defina al aspirante presidencial de oposición.
Minimizando el mecanismo de la oposición para elegir a su candidato a la Presidencia de la República, AMLO calificó su proceso como “pura faramalla” y echándole limón a la herida se mofó de la declinación de Lilí Téllez quien, dijo, se va “porque ya se dio cuenta de que ella no será la escogida”.
El mandatario reafirmó su comentario de que en realidad son las oligarquías detrás de la alianza opositora las que ya escogieron quién será el o la coordinadora del Frente Amplio por México, nombre con el que, al igual que Morena con su “coordinador nacional para la defensa de la Cuarta Transformación”, encubren de la Ley electoral la definición de candidato.
“Otros ya se dieron cuenta de que el proceso está amañado, pero quieren estar ahí (en el Frente Amplio) porque quieren de menos sacar una pluri. Van a cobrar por su servicio”, puntualizó AMLO apretando el dedo en la llaga.
Mal inicio de un bloque opositor con aspiraciones tan grandes como la de derrotar al partido en el poder y tumbar al presidente del pedestal de popularidad en que se encuentra. Pero no se puede esperar que nazca un producto bueno y sano, si se engendra con la misma mala genética política de siempre.