En un intento por ganar apoyo en las elecciones generales de mayo, un partido conservador en Tailandia ha sorprendido a los electores al proponer la legalización de los juguetes sexuales, los cuales están prohibidos en este país de mayoría budista.
A pesar de su reputación de ser una nación relativamente liberal en temas sexuales en el Sudeste Asiático, Tailandia sigue siendo en gran medida un país conservador, y los vibradores, consoladores y otros dispositivos de placer están considerados ilegales.
Aunque estos juguetes son vistos como «inmorales» por algunos sectores de la sociedad, muchos ingresan ilegalmente al país desde el extranjero, según el Partido Demócrata, un partido monarquista.
La venta de juguetes sexuales puede acarrear penas de hasta tres años de prisión o multas de hasta mil 800 dólares, sin embargo, se pueden encontrar en ventas callejeras en algunos de los distritos más animados de Bangkok.
El Partido Demócrata, que ha sido un actor relevante en la política tailandesa desde la década de 1940, ha obtenido resultados modestos en las elecciones de 2019 y se encuentra rezagado en las encuestas para la votación del 14 de mayo.
Según la líder del partido, Ratchada Thanadirek, los juguetes sexuales son útiles ya que pueden ayudar a reducir la prostitución infantil, los divorcios causados por desequilibrios en la libido de las parejas y los delitos sexuales. Además, considera que la importación legal de estos estimuladores eróticos podría generar impuestos.
Thanadirek también señaló que en la actualidad no existe un control de calidad adecuado para los juguetes sexuales importados, y algunos han presentado problemas eléctricos.
El Partido Demócrata, el más antiguo de Tailandia, ha tenido cuatro primeros ministros, siendo el más reciente Abhisit Vejjajiva, quien lideró el gobierno de 2008 a 2011.
Esta propuesta controvertida ha generado un intenso debate en la sociedad tailandesa, ya que desafía las normas culturales y religiosas arraigadas en el país. El resultado de las elecciones revelará si esta estrategia inusual logra atraer a los votantes y cambiar la legislación en materia de juguetes sexuales en Tailandia.