A los 14 años Rogerio López Espejel emigró junto con su familia, de su natal Teotitlán del Valle, en el estado de Oaxaca, sur de México, para trabajar en los campos agrícolas de Estados Unidos. Eran mediados de la década de 1970 del siglo pasado.
En su mente estaba intacta la noticia que escuchó por la radio y que lo emocionó al máximo: la llegada del hombre a la luna, en 1969.
Ese hecho, junto con un obsequio encontrado en una caja de cereal, sembró en él el sueño que lo llevó a convertirse en Ingeniero en Sistemas de Información y desde 1998 está trabajando en la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA, en inglés) participando en unas 40 misiones.